Mi relación con la Iglesia siempre ha sido muy estrecha. Ya siendo niño fui monaguillo en la Parroquia de mi pueblo, Corral de Almaguer, como expliqué en la anterior entrada.
- José Aguado Martínez
- Manuel Arcediano Guerrero
- Indalecio Arcos Montoya
- Julián Arquero Arquero
- Antonio Arroyo Abad
- Félix Bermejo Remiro
- Manuel Brox Tello
- Jesús Buendía Martínez
- Nicolás Cardiel González
- Cesáreo Chaves López
- Victorino Díaz Díaz
- Vicente Ferrer Martínez
- Mariano Estaban Segura
- José María Fernández Patiño
- Vicente Ferrer Martínez
- Dativo Fraile Cabrejas
- José de la Fuente de la Fuente
- Jesús García Villasante
- Lucio Gómez Brihuega
- Florentino González Pérez
- Manuel Higueras Higueras
- Juan José Huélamo Carlos
- Francisco Isidro Rodríguez
- Antonio Jarabo Jarabo
- Luis Jarabo Martínez
- Bernabé Laborel Jiménez
- Ángel Lahoz Checa
- Tomás Lara Salido
- Julio Lorenzo Antón
- Antonio Mancheño Santiago
- Julián Martínez López
- Antonio Martínez Maroto
- Manuel Martínez Moset
- Juan Martínez Osma
- Juan José Martínez Rubio
- Antonio Mazario Delgado
- Francisco Medina Hernández
- Vidal Medrano Solera
- Abel Molina de Dios
- Julián Montoya Orozco
- Baldomero Morales Villalba
- Santiago Morillas García
- Antonio Ortega Hernáiz
- Casto Ortega Ortega
- Rafael Peláez Laserna
- Francisco Peñarubia Zamora
- Canuto Peralta González
- Anselmo Prieto Huerta
- Ángel Recuero Martínez
- Juan José Rodríguez Santos
- Antonio Romero Ladrón de Guevara
- Jerónimo Rozalén Romeral
- Abel Saiz Gómez
- José Luis Salcedo Ruiz
- Manuel Sanz Cambero
- Bienvenido del Saz Ortega
- Amadeo Sepúlveda Muñoz
- Constantino Tragacete Vaquero
- Agustín Vieco Valencia
- Nicolás Villalba González
- Modesto Núñez Utiel
No todos finalizamos nuestros estudios en Uclés. Yo mismo, al año siguiente, fui trasladado al Seminario Menor de Toledo, ya que en aquel año Corral de Almaguer pasó a pertenecer a la Diócesis de Toledo, en lugar de al Obispado de Cuenca.
Fue sólo un año, pero fue un año intenso, lleno de anécdotas y de momentos inolvidables, tantos que todavía sigo yendo a Uclés casi a diario. Todavía guardo muy buenos amigos allí, tanto en el monasterio como en el pueblo, y todos los años soy el encargado de montar el belén parroquial junto con algunos lugareños que me ayudan como si fuese un vecino más. Uclés es para mi como un tesoro aún por descubrir, y su monasterio la joya que lo corona. Magnifico lugar para el retiro, el recreo y el disfrute. Un buen amigo mío, paisano que vive en Quintanar de la Orden, suele decir que es un pecado ser de La Mancha y no conocer Uclés, y yo no puedo más que darle la razón.