Carta para Antonio Mancheño

viernes, 9 de abril de 2010

Publico una carta que mi buen amigo Juan Ángel me hizo llegar hace apenas unos días.


Durante mi etapa como Alcalde de Corral de Almaguer.

Querido Antonio:

Hace no mucho tiempo la providencia, o quizá la casualidad, hizo que nos conociésemos. El destino de dos personas llenas de situaciones parecidas, amargas y cargadas de surrealismo, en la que los actores de este teatro político, a veces, han sido comúnmente los mismos, llevando al desamparo a aquellos que creían y luchaban por querer hacer por sus vecinos lo que dignamente y con una tremenda ilusión planteaban cuando se metieron en el mundo político.

Es curioso pensar que personas como tú, Antonio, que a lo largo de tu vida te has rodeado y te rodeas de personalidades tan importantes como el embajador de lo EEUU o del gobierno alemán o de los Emiratos árabes o de otros muchos como he tenido posibilidad de saber, que no solamente los tenías como conocidos, si no que creabas con ellos una sincera amistad, como te han podido demostrar a lo largo de estos años, y que sin embargo los más cercanos en tu entorno, posiblemente por envidia, se mostraran adversamente a tu proyecto, queriéndote escribir la célebre frase “ nadie es profeta en su tierra”.

Cuando entraste a gobernar tu pueblo tu único fin, como me dijiste, era dar proyección de estabilidad económica para tus vecinos. Hiciste posible, mientras estuviste de alcalde, que empresas que se hubiesen instalado en otros sitios lo hicieran en tu tan querido pueblo, creando de esta manera puestos de trabajo, y en definitiva riqueza para los tuyos. Pero en esta etapa de tu vida, tuviste que pasar por la intransigencia de unos, por la envidia de otros y por la hipocresía de muchos, cancelando así la posibilidad de seguir trabajando para tu pueblo.

Tanto a ti como a mí, parte de compañeros con los que te rodeaste te dieron la espalda en los momentos más difíciles. Cuando tuviste necesidad de contar con el apoyo de la institución política, se escondieron para quizá evitar escándalo, y los que antes te ensalzaban ahora se evaden, y los que te hablaban de amistad ahora no te reconocen. Pero hay que huir de toda esa gente, como dices en tu refrán. Afortunadamente, estos fueron los menos. Están ahí ahora los que verdaderamente son amigos, los que sinceramente son familia, y los que no se esconden de ir contigo. Son muchos los que siguen contando contigo y los que posiblemente seguirán.

Sinceramente, me alegra haberte podido conocer y, tanto a ti como a mí, el tiempo nos dará la razón, como ya lo estamos viendo.

Un abrazo.
Juan Ángel.

Muchas gracias, Juan Ángel.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

hay querido que pena penita pena

Anónimo dijo...

Amigo Antonio un abrazo.

Maria dijo...

Antonio siento mucho q hayas pasado momentos tan duros. La envidia es terrible!